Desde hace dos semanas a Victoria Zanela le late el ojo derecho. “Es la ansiedad”, dice la capitana de Córdoba Rugby, a días del Primer Encuentro Sudamericano de Rugby Femenino de Clubes.
No sólo a la capitana le ganan los nervios. Todo el club está envuelto en una vorágine de preparativos para recibir a 15 clubes: 11 del país, dos de Brasil, uno de Chile y uno de Uruguay. El torneo se jugará el sábado desde las 12, cuando abran el local y las brasileñas de Charrúa Rugby Club, de Porto Alegre. Antes, tendrá lugar la ceremonia inaugural, con desfile de los equipos, autoridades provinciales y municipales, el himno nacional en la voz de Silvia Lallana.
El jueves llegará la primera delegación: las chilenas de Rucamanque Rugby Club. Y el torneo comenzará a tomar color, y el ojo de la capitana latirá con más intensidad.
“Es que jugaremos ante nuestra gente, nuestros compañeros del club, nuestras familias. No nos interesa tanto los resultados, sino dejar todo en la cancha y cumplir con lo que nos acompañan siempre”, cuenta Victoria , 22 años, estudiante de Ciencias Económicas.
Juega al rugby desde hace un año, impulsada por su padre, Jorge, Director del Liceo Militar General Paz. “Mi papá me averiguó todo, los días y horarios de entrenamiento, y me dijo andá a jugar al rugby. Vine, me encantó y aquí estoy. Me gusta mucho la vida del club, además”, sigue Victoria
Antes jugó al handbol, en Junín, el lugar donde nació. “Si bien el handbol es un deporte de roce, el rugby es otra cosa, hay mucha diferencia”.
“Cuando comento que juego al rugby, todos me preguntan por qué no elegí un deporte más femenino, pero después se interesan. Piensan que es muy diferente al rugby masculino, pero es igual. Tiene las mismas reglas, se tacklea. Es lo mismo”, dice Victoria.
–¿Cómo llevás tu feminidad en el campo de juego?
–Una cosa es entrenar o jugar un partido, ahí tenés que ser bruta. Afuera sos otra, una chica normal, pero en la cancha dejás de lado todo lo femenino, por ejemplo no podés fijarte en las uñas ni en nada de eso.
Victoria dice que no tiene novio, aunque luego del no se ríe con ganas.
–Un pibe te saca a bailar y vos le decís que jugás rugby. ¿Qué pasa?
–Lo típico que hacen los hombres es tocarte los brazos, como si una tuviera músculos. Y dicen qué miedo, me vas a tacklear. Esas cosas.
Juega de apertura o medio scrum y uno de sus entrenadores, Miguel Arias, dice que es capitana por su carisma y ascendencia sobre el grupo de 18 jugadoras que conforman el plantel.
En el año que lleva jugando Victoria no ganó nunca un partido. Su equipo no ganó ninguno de los siete juegos que disputó. Pero no desespera. “Queremos jugar en equipo y dejar todo en la cancha, ese es el objetivo, y pasar un buen momento. Pero eso sí, si llegamos a ganar un partido no sé qué haremos, ¡paramos el torneo!”.
Y se va a entrenar, en la noche fría de la primavera que despunta. No están todas las chicas, el paro de colectivos impidió que llegara la mitad. Pero en las ganas de las que están se adivina el clima del gran desafío que se viene.