26/8/09

ESPIRITU AMATEUR: Aporte y Liderazgo

Una de esas cadenas de mail me acercó una anécdota que me hizo reflexionar.

“Un sudamericano emigra de su País en busca de mejores horizontes. Un puesto interesante en una empresa en Suecia le abría esa posibilidad. Llegado a ese País, se instala provisoriamente en un hotel esperando el día del debut. Lo pasa a buscar un sueco, que estaría a su servicio los primeros días, hasta que se habituara a las costumbres. Llegan en auto a la empresa, en las afueras de la ciudad. Si bien ya tenía conocimiento de la envergadura de la fábrica, no pudo contener su asombro al pasar por el frente de la misma, no era para menos considerando que allí trabajan cerca de 2.000 empleados. Faltaban veinte minutos para la hora de inicio de actividades. SI bien la playa de estacionamiento estaba relativamente vacía, dejaron el auto a doscientos metros de la entrada. Lo mismo sucedió el día siguiente, y el otro, y el otro. Transcurrido esos pocos días y habiendo ganado en confianza, mientras caminaban los doscientos metros que había hasta la entrada, le preguntó si el personal tenia cocheras asignadas; ante la respuesta negativa del sueco, inquirió entonces por que dejaba el auto tan lejos, si llegando tan temprano, como lo venían haciendo, había lugar más cerca de la entrada. El sueco detuvo su marcha, y lo miró con una expresión que denotaba la obviedad de la respuesta. ‘Precisamente porque llegamos temprano, estacionamos más lejos… tenemos tiempo, los lugares más cercanos a la entrada son para los que llegan más tarde, de esa manera todos podemos empezar las actividades en hora’ …”

Ese es el Espíritu Amateur. No importa si es empleado o director de la empresa, si cobra sueldo o no… importa pensar en el bien general; en la empresa como la sociedad que los contiene y a la que pertenece. A aportar más allá de lo que se le exige.

El sentido de pertenencia es lo que nos aglutina. Cuando a esa pertenencia aportamos nos genera orgullo. El orgullo de pertenecer es lo que nos da ganas de permanecer.Aquel libro de los ochenta narraba el encuentro de un neocelandés con un británico.

“El inglés le preguntaba por que los hombres de negro parecían invencibles, que los diferenciaba. ’Muy simple, nosotros queremos ganar’; asombrado y hasta un tanto irritado, el británico le manifestó que ellos también querían ganar… el neocelandés, entonces, aclaró ampliando su respuesta… ‘cuando decimos nosotros, nos referimos a todos, al que juega, al que lo entrena, al dirigente, al que marca la cancha, al que participa en el club, al que participa en el seleccionado, todos queremos y hacemos para que los All Blacks ganen’…”

Decir que el Rugby ha cambiado, que está cambiando es algo que, se estima, no admite discusión. El gran cambio se da en la exigencia que demanda, tanto para el que lo practica, como para el que lo entrena, lo referea, lo dirige, arma el escenario, prepara al jugador, etc.

Y es lógico que esto sucediera. El Rugby, eminentemente formativo, escuela de vida, era lógico que buscara la excelencia, querer ser mejor. Esa búsqueda demandaría más exigencias

Esa exigencia se satisface únicamente con más aporte. Pero ese aporte debe estar dirigido al bien de la Empresa. Al todo.Es necesario desproveerse de egoísmos, de intereses personales, y tener claro a quien pertenecemos, para aportar y engrandecer a nuestro continente. Una división al club, un club a una unión, una unión a una región, una región al País.

“Estábamos en Randwick , el prestigioso club de New South Wales, en Australia. Después de presenciar una practica que realizaron bajo una persistente llovizna, en un campo municipal, donde en una cancha de rugby entrenaron cuatro equipos de mayores; nos dirigimos a la sede distante cinco cuadras, donde los jugadores se cambiaban y compartimos una bebida. Les preguntamos como andaba el Club… ‘Fantástico, este año tenemos nueve Wallabies’, nadie mencionó que ese fin de semana jugaban la final con Eastern Suburbs.”

En busca de ese “Bien General” se ejercen los liderazgos. Quien lidera debe tener en claro su misión dentro de su continente.Así como el aporte es de abajo hacia arriba; el liderazgo es a la inversa, de arriba hacia abajo. El éxito de cualquiera de ambos procesos está dado en que tan lejos se rompe la cadena desde su punto de partida.Las condiciones son claras: la base debe dar el máximo aporte para engrandecer el todo, el líder debe dar el máximo de posibilidades a todos.

Todos estos conceptos se vuelcan en un proceso: el Proceso de Desarrollo. Este es aplicable a una División, a un Club, a una Unión, a una Región, a un País. Es valorable en tanto y en cuanto no se aísle, convirtiéndose en un compartimiento estanco dentro del todo. Esto no sucederá si la misión está clara y, fundamentalmente, si se ejercen los liderazgos en la forma debida.El Proceso de Desarrollo incluye las siguientes etapas: el Reclutamiento (Difusión), la Retención (Capacitación y Competencia de Base), la Detección (Preselección), el Desarrollo (Capacitación y Competencia de elite), la Excelencia (Selección) y el Perfeccionamiento (Competencia Superior)

A priori podemos decir que el Proceso se inicia en el Reclutamiento y finaliza en el Perfeccionamiento. No es tan así.

En primer lugar, debemos considerar que existen dos factores claves a considerar: el proceso debe ser Sustentable y Perdurable.

Lo Sustentable estará dado por la Institución que lo contiene, donde la organización, los recursos, materiales, económicos y humanos, juegan un papel determinante.

Lo Perdurable estará dado por la Planificación que establezca estrategias para que esos recursos tengan la reposición debida.

En segundo lugar (relacionado con lo Perdurable y la Planificación) no debemos caer en el error de pensar que el Proceso de Desarrollo es lineal. Por el contrario, es cíclico, es decir, la elite muestra el camino a la base, generando una retro alimentación.

Esto también significa que el proceso puede iniciarse en cualquiera de los factores, pero necesariamente deben completarse los seis pasos. Cualquier proceso de Desarrollo que no atienda alguno de los seis pasos tiene muy pocas posibilidades de éxito, o por lo menos de éxito perdurable.

Así el Club procurará tener planteles suficientes en el Rugby Infantil y Juvenil, contará con instalaciones y recursos humanos capacitados para brindarles un juego seguro e interesante, irá conformando sus planteles superiores de acuerdo al nivel de talento, quienes participarán en competencias acorde a su nivel, lo que permitirá ir adquiriendo mejor nivel de juego, conformando una primera división con los mejores, la cual participará en los campeonatos del mejor nivel, de acuerdo a sus posibilidades, buscando alcanzar niveles superiores. Ese Plantel Superior será la imagen del Club, la que representa su identidad, de acuerdo a los valores que sustenta, y serán el reflejo que invitará a participar a quienes comulguen con ellos.

El como lograrlo depende de una cantidad de estrategias. Un apreciable número de ellas no tendrán el resultado esperado y deberán ser revisadas y hasta cambiadas por otras. Pero ni los valores, ni el objetivo, ni el proceso deben ser cambiados.Esto es válido para el Club tradicional, con todas sus divisiones, como para el que está en desarrollo.

También en la Unión Nacional el proceso es similar, muy similar. Más importante que detallarlo, es reflexionar sobre el mismo y el rol que le corresponde a cada uno en el proceso.

Los clubes son la cantera del Rugby Argentino. Jugadores, entrenadores, referees, dirigentes, surgen de los clubes e inician su proceso de desarrollo. Primera división de club, seleccionado provincial, primera división de club en competencia nacional, seleccionado provincial en zona campeonato, Seleccionado Nacional M21, Seleccionado Desarrollo, Argentina XV, Argentina A, Los Pumas.El desafío es conseguir el espacio de desarrollo (competencia acorde para cada nivel), en la cantidad suficiente, en el momento adecuado, sin desatender la gran base de jugadores.El claro sentido de pertenencia, las ganas de aportar y el liderazgo necesario, permitirán encontrar la mejor forma en beneficio del Rugby Argentino.